¿Sensatez o inmadurez?

Ante el reciente triunfo del Sí en el referéndum, considero importante hacer un llamado a la tranquilidad y a la unión. Es completamente comprensible el sentimiento de decepción que muchos puedan sentir, sin embargo, considero que eso no es un motivo justificable para irrespetar la decisión que tomó la mayoría de la población. Lo que es o no es válido no es algo que podamos determinar de acuerdo con nuestro punto de vista únicamente, pues, ninguno de nosotros es dueño de la razón absoluta. Se trata de madurez, de la capacidad de aceptar que se luchó con fuerza, pero que eso no da el derecho de tomar el poder (cualquiera que sea) por la fuerza.

En este momento, algunos subestiman la importancia de la democracia simplemente porque esta vez "no les favoreció", sin embargo, debemos estar plenamente conscientes de la importancia que esta democracia ha tenido a lo largo de la historia. Por más molesta que pueda resultar una decisión que fue tomada democráticamente (aunque hay quienes se niegan a aceptarlo), lo cierto es que difícilmente alguno de nosotros soportaría un verdadero régimen de dictadura, pues, a pesar de que muchos afirman que estamos viviendo en un gobierno de ese tipo, aun gozamos del privilegio de elegir a nuestros gobernantes (sean como sean), y de tomar decisiones como las que tomamos el 7 de octubre. Es realmente lamentable que algunos no aprecien la democracia, e incluso, se burlen de ella, pues, el solo hecho de que el poder y las decisiones no sean impuestos, sino que sean decisión del pueblo, es suficiente motivo para sentir orgullo, y es uno de los pocos legados que podremos dejar a las futuras generaciones. En nuestras manos está que quienes vengan después que nosotros gocen de la libertad de elección.

Desde mi punto de vista, el movimiento del No debe adoptar una decisión aun más inteligente de ahora en adelante. Negarse rotundamente a las leyes complementarias sería irrespetar la decisión que ya fue tomada, y con ello sólo se daría a entender que lo que verdaderamente le importa a los dirigentes, no es el bienestar del país, sino, simplemente derrotar a la oposición por fines meramente políticos. Ahora el movimiento debe demostrar que no se basa solo en palabras, su objetivo ahora debe ser participar activamente en el siguiente paso, la agenda conplementaria, exponiendo sus puntos de vista, defendiendo sus intereses pero sin provocar estancamiento, como ocurre generalmente en nuestro país.

Confío en que quienes se oponen al Tratado comprendan que la decisión ya está tomada, y que, de ahora en adelante, lo único que podemos –o más bien debemos- hacer es prepararnos de la mejor forma para lo que viene, con el fin de obtener el mayor beneficio que sea posible. Obviamente, para lo anterior no puede contemplarse la posibilidad de utilizar la violencia y la terquedad como medios de presión, pues ya no se trata de presionar, se trata de trabajar en equipo para conseguir la satisfacción de los intereses de todos, al menos, en lo que se pueda decidir de ahora en adelante. Si queremos alcanzar el desarrollo, debemos pensar desarrolladamente, no devolvernos a épocas donde el poder era determinado por la fuerza bruta.

Si se quiere respeto, se debe empezar por respetar. Nadie está dispuesto a respetar a una persona que no es capaz de mostrar respeto por las decisiones ajenas, simplemente porque estas no son de su agrado. De igual forma, si las personas no son capaces de tomar la situación con la seriedad que el caso amerita, difícilmente serán tomadas en serio como personas inteligentes, capaces de trabajar en pro del país.

No se puede confiar plenamente en los dirigentes de ningún bando, pues durante todo el proceso sus mentiras han sido evidentes. Creo que la capacidad de razonar de las personas debe predominar sobre los notorios intereses políticos que hemos contemplado. Ya no se trata del lado en el que se esté, sino de mirar hacia adelante, y nada más hacia adelante, para poder tratar de sacar lo mejor de lo que pueda venir, manteniendo siempre la sensatez que nos caracteriza como personas inteligentes, no copiando lo peor que se puede ver fuera de nuestras fronteras.